No, no es verdad; esas prendas no son mías.
Yo nunca estuve en el río.
No son míos esos besos,
no son mías esas caricias.
No reconozco esa letra:
Yo nunca dije te quiero en un papel.
Nunca pasé tantas horas
en un mismo autobús cargado de gente
ni nunca acaricie las piernas de nadie
Dentro de un taxi.
Esas gotas de esperanza que decís
que empaña la casa, no son mías,
no las puse yo: aquellas paredes eran blancas
Y no admitían mas colores.
No planché yo esas camisas ni con los dedos
ni con los labios.
No deje saliva en sus vasos ni margaritas
No, no es mío ese secador de pelo
Ni aquel cepillo de dientes, no.
Por María Gómez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario