Comienzo
a preocuparme
Por las nalgas que empiezan a tener cerebro.
De las qué en cada encuentro, van perfeccionando sus movimientos.
Y de esos que te llevan cerveza al entrar a tu casa,
Del que ya no solo quieres para un domingo en la tarde, sino para toda la
semana.
Al que te está gustando para compañero de vida, y fantaseas con que te preparé
su pasta al limón y sus fajitas al horno que le salen tan exquisitas.
Te clavaste con ese que te pone la barrera visible hacia su corazón, pero
entrada libre al miembro entre sus piernas.
Bienvenida a la “Zona de confort masculino”