Y poco a poco, fui permitiendo
abrir mi armazón, el manto pesado que cubre mi cuerpo, el problema es que ahora
me siento con la tela rasgada y llena de miedo a que siga corriendo. Porque me
temo que no hay barniz de uñas, ni aguja e hilo que pueda cerrar estos
destellos del alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario