Siempre le reproché a
mi cerebro el hecho de olvidar los títulos y contenido de los libros que leo,
sólo recordaba si acaso el impacto de éste en mi vida.
Hoy me doy cuenta que es un regalo que pocas personas
tenemos.
Porque ahora puedo disfrutar el libro que tanto me gustó, y
sentir las mismas emociones como si fuera
la primera vez y volverme a enamorar del autor.
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