Primero nos deja mi tío Danny, el cual considero como un segundo padre, después muere mi tío Ricardo a sólo tres días de pasar navidad juntos, meses después se va Alfonso, mi pseudopadrino de confirmación, el cual me ofreció un lugar donde vivir en Ensenada para cumplir mi sueño. A los días mi tía Carmen, madre de mi tío Danny se va junto con él y nos deja sin sus risas y sin un integrante más a nuestros múltiples festejos navideños. Y casi para el cierre de estos doce meses tan difíciles, venía una prueba más y esta vez es directamente para mí. Empezando con cambios nuevos a mi vida ensenadense, mudando muebles y utensilios de cocina, de un lado a otro, provocándome un dolor que empezó por el pulgar del pie derecho, que a los días se extendió por la rodilla, pierna, costilla hasta llegar a paralizar mi cuerpo hasta el cuello, me interno por un diagnóstico de contractura muscular y ciática a mis veinticuatro años. No obstante, no queda todo ahí, el dolor del pie continua por una semana más, al grado de llegar a ser insoportable y tener que volver a internarme, esta vez se verifica la consulta con un internista que me revisa en menos de 5 minutos el pie, y me dice que acabo de heredar la trombosis, me hacen un doppler que da como resultado una tromboflebitis, que además de provocar inflamación, prurito e hipersensibilidad de piel, me produce una invalidez de movimiento para caminar.
La primera semana me dejó en cama y silla de ruedas, después me sentí como venado aprendiendo a ponerse de pie con ayuda de la andadera, y ahora con bastón, espero que siga mejorando como hasta ahora para poder caminar como antes.
No es fácil quedarse en menos de un mes, sin poder caminar, sin trabajo, sin casa y tener que dejar mi sueño en Ensenada, pero primero está mi salud, y no me queda nada más que apreciar cada instante que uno puede moverse normalmente.
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